lunes, 31 de diciembre de 2007

2007

Este año ha sido tremendamente significativo en mi vida. Ha marcado el límite, la frontera de una etapa grande de mi vida que ya pasó y este presente que me encanta, gracias a Dios.
Como buen año fronterizo, no fue fácil, pero estuvo lleno de bellos momentos, es que repleto: Desde las vacaciones de la Evelyn y el Nachito en Santiago, el maravilloso viaje de vacaciones por carretera en Copito de Nieve –mi auto- sola con Colán hasta Antofagasta, las vacaciones mas lindas de mi vida, San Pedro de Atacama en un día, también Hornitos e Itata, el concierto de Alejandro Sanz después de asistir a mi hermano, mi reencuentro con mi mamá, mis hermanos, la sobrina mas rica del mundo, mis cuñadas, mis primas, mi abuelo y sus consejos, mis tíos, el surf que es otra perspectiva de ver, sentir mirar la vida y mi mar, el reencuentro con mis amigas y amigos de acá, volver a cantar con la Sinfónica en Febrero, Lion King que abrió mis horizontes agrandó mi corazón y me mostró que si uno se lo propone, es capaz de hacer muchas cosas gracias a la fe y la ayuda de muchas personas.
Después vino el cambio de piel, tomar y dar a conocer la noticia de que me cambiaba de ciudad. No es fácil. De hecho aún extraño a mis alumnos de Santiago, a mis amigas estetas, a mis amigos, mi circuito de museos y salas de exposiciones, el cerro San Cristóbal, a la Fran, la Karin, al Chinomestizo y a la Cecilia. Como un caracol desmonté mi departamento de soltera, mandé las cosas por bus, encargué un par de ellas allá y me vine, mi alma.
Fue como árido, me desordenó todas las platas, fue el medio esfuerzo, pero pucha que valió la pena. Sí, huí como el correcaminos por la carretera de esa urbe, del ruido constante, de los edificios encima de las cejas, del smog, del transantiago y el anterior que igual era invivible, pero en especial me arranqué de la agresividad del transeúnte de Santiago, no daba más, amo a muchas cosas y personas de esa capital, pero no soporto el derecho que hay entre líneas de degradar al otro faltándole el respeto a su espacio físico, corporal, verbal y emocional. A través de la transferencia de culpa es posible llegar a hacer pebre a un desconocido y echarle a perder el día y un poco más.
Llegué acá, empecé a gozar esta ciudad, partí dando clases de canto, disfrutando las hermosas voces, los paseos peatonales que cada vez están más bellos, el mar que se abre cada vez que tu vista se posa en una esquina del ruido de las gaviotas mientras producíamos Mariposas, que fue el medio esfuerzo artístico. Ahí recibí la paciencia de mi familia y eso lo agradezco un montón.
Nacen los coros de la Corporación Cultural de Antofagasta, mis coros. ¡Ambos me han enseñado tanto!
De ahí surge el Amor Brujo, un sueño que se me hace realidad, a pesar que es de carácter y para contralto la pude hacer, prepararla y cantarla con la Sinfónica. En su letra lavé todas las penas de mis desamores pasados, todo ese dolor antiguo se pulverizaba mientras salía mi aire cantado. Fue mágico y sanador.
Seguido de eso un torbellino de mucha pega me agarró por un par de meses, hasta que llegó el 18 de septiembre con todas sus celebraciones, bailamos muchísimas horas de cueca con Anita en el Rodeo. Fue un 18 espectacular, ¡Recorrí lugar que había! Fue genial.
Otro torbellino de pega me atrapa hasta que parto a Buenos Aires a ver a mis maestras en Octubre. Reunión también con mis amigos Pastor y Rieko. Un viaje de confirmación que esto es lo mío, de autovalidación como mujer, como artista, como esteta.
Pasamos con mi madre unos días por Santiago, una hermosa y armoniosa estadía, llena de buenos momentos, conocí linda gente esa vez, me reuní con mis amigos.
Llegué a Antofagasta y el tercer y más intenso torbellino de pegas me atrapa. Terremoto en Antofagasta, María Elena, Tocopilla y alrededores. La escoba… y yo pensé en mis cosas de pega no más en pleno 7.7. ¡No puede ser! ¡Basta ya! ¿Cómo tanto? ¿Cuándo voy a tener vida?
Llega Claudio a ofrecerme un entretenido pituto: cantar, bailar y actuar en una fiesta temática. Eso resultó ser la guinda del pastel de este hermoso año. Conocí a un grupo de personas hermosas, que me hacían reír todo el ensayo, unos chicos lindos y entre ellos está el Franne. Mi brillito, que ahora es mi pololo. Él una persona que admiro mucho, mucho, sensible, interesante, rico por fuera y por dentro, que me tiene por fin plena, por fin querida como yo quiero y necesito que me quieran. Por fin estoy con alguien que me abarque y de una manera tan bacán. ¡Viva el amor! Estoy enamorada. Sí, sí y es muy bello. ¡Empecé a tener vida!
Mi amigo Chamán visita Antofagasta y se asientan un montón de certezas de trabajo y espirituales.
Concierto del 14 en la Plaza Nicolás Tirado. ¡Guau! ¡Qué terreno de aprendizaje! Mis niños del coro cantaron con el alma a pesar de las faltas de ambientación adecuada. Una lección que nunca voy a olvidar. Nunca voy a dejar de estar orgullosa de cada uno de ellos por su esfuerzo en la preparación, por su desempeño artístico. ¡Uy! Los llevo ya en mi corazón!
En la madrugada del 24 de Diciembre se va mi abuelito Raúl al cielo, mi abuelita Clara lo vino a buscar. Justo era el aniversario de la fiesta del matrimonio de ellos. Es fuerte tener una navidad despidiendo a mi abuelo, pero igual fue hermoso, dentro de todo.
Qué más les puedo contar, este año me sirvió millones, crecí caleta, fue un súper buen año, estoy feliz y en armonía, como que estoy en el tiempo y el espacio en el que tengo que estar.
¡Chao, 2007, fuiste un año bacán!

Cariños, Paulette
(la foto es el mono que hice para el año nuevo 2007 ya quemado)